Oftalmólogo Dr. José Luis Salinas Gallegos  Oftalmóloga Dra. Fabiola de Orta Arellano  Oftalmóloga Dra. Angélica Isabel Oñate Diáz

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Como detectar la miopía en los niños

  Cómo detectar la miopía en los niños en edad escolar

Los niños en general, pero sobre todo si son pequeños, no saben si ven bien o no, es por lo anterior que los adultos debemos estar atentos a los síntomas de la miopía o de cualquier otro problema de la vista en nuestros hijos o niños pequeños a nuestro alrededor.

¿Cómo hago para detectar la miopía en los niños?

Los síntomas de baja agudeza visual no son específicos de la miopía, sin embargo, muchos niños que padecen miopía pueden presentar uno a varios de los siguientes síntomas: retraso escolar, estrabismo, dolor de cabeza, no convive adecuadamente, desinterés al realizar ciertas actividades, por ejemplo, deportivas, etc. Las personas miopes, además, suelen echar la cabeza hacia delante y “entrecerrar” los ojos para ver mejor.

Por ejemplo, a una de nuestras pacientes su Mamá le preguntaba: “¿No quieres que te ponga dibujos animados en el televisor?”, la respuesta siempre era “no, no me gustan”. La Mamá ya había sido testigo de otras rarezas de su hija, como que no le gustara el chocolate o ciertos dulces, pero que no le gustaran los dibujos animados, fueran del tipo que fueran, estaba fuera de lo normal. La llevó al pediatra y este la derivó a LASER OCULAR ® para una revisión ocular completa y se le hizo diagnóstico de miopía.

Características de la miopía

  • No existe una edad establecida para comenzar a padecer miopía. La miopía es caracterizada por que quién la padece ve mal a lo lejos, por ejemple ver adecuadamente el televisor, cine, teatro, etc. En los niños más pequeños, casi siempre pasa desapercibida porque el medio en el que se relacionan es un entorno de vista más cercana: tienen los juguetes muy cerca, al igual que los amiguitos en el parque. Comenta la Dra. Fabiola de Orta Arellano oftalmóloga de la clínica oftalmológica LASER OCULAR ®, aclara que “los síntomas de baja agudeza visual no son específicos de la miopía, sin embargo, es lo más frecuente de causa de mala agudeza visual”.
  • Los niños que padecen miopía y pueden hablar se pueden quejar porque no ven adecuadamente al frente de la clase a su maestro y explicaciones. En algunos casos son los propios niños quienes piden ponerse más cerca; en otros, simplemente dicen no ver o lo más grave no manifiestan nada y se distraen o comienzas a jugar y a distraer a sus compañeros. Quizá los niños ya eran miopes previamente pero es cuando empiezan la vida escolar, a los cinco o seis años, cuando se diagnostica. También es frecuente que aparezca al dar el “estirón”, entre los diez y doce años. ¡Cuando ellos crecen, también lo hace la miopía!, por lo tanto se deberá estar examinando y ajustando la medida de los anteojos de ser necesario.
  • Retraso escolar. Hay situaciones en las que el niño no es consciente de que tiene un problema de la vista, no se queja y continúan sus clases sin que nadie se dé cuenta de que no ve bien la clase. A ojos de los demás será un niño que “no se entera bien, le cuesta aprender o incluso hasta flojo”. Pero es que ¡no ve adecuadamente, ¿cómo va a aprender adecuadamente?.
  • No reconoce a adecuadamente a familiares a la distancia a la salida de la escuela. A esta edad salen corriendo, en grupo y casi a la vez. En pocos segundos cada niño va directo a la mano de sus padres, pero un niño miope tarda más que el resto en encontrarlos, camina incluso con cierta duda. Es un claro síntoma de miopía: estira el cuello y echa la cabeza hacia delante para mirar.
  • Entrecierra los ojos. Los entrecierra para intentar ver mejor. Es un gesto muy típico de las personas miopes, que les ayuda a enfocar más la visión.
  • El padre o madre es miope. La miopía muy frecuentemente es hereditaria. “En familias con defectos de graduación conocidos en los padres, sería recomendable una revisión antes de los cuatro años, aunque no tengan síntomas”, afirma la Dra. Fabiola de Orta, especialmente si uno de los progenitores es miope alto (más de seis u ocho dioptrías).
  • Se frota los ojos a menudo o los guiña. Si lo hace de forma frecuente es que algo pasa y convendría llevarle a revisión con un oftalmólogo.
  • Está aislado. Podría ser por muchas causas, una de ellas es porque no ve bien, lo que le impide relacionarse con normalidad con el entorno.
  • Estrabismo. Hablamos de los niños que tienen ojos desviados, más común con hipermetropía que con miopía.
  • Dolores de cabeza. Son más habituales en hipermétropes, pero también se dan en niños miopes.

¿Qué debo hacer si sospecho que mi hijo o hija tiene miopía?

Es importante saber por qué el niño ve mal, si es por miopía o incluso algo más grave. Se debe acudir al oftalmólogo y, mientras tanto, hacer vida normal. No le va a aumentar importantemente la miopía porque tarden dos meses en ponerle anteojos.

Estos son los únicos casos relacionados con la visión por los que hay que ir a urgencias:

  • Tiene algo blanco, como una manchita, que se observa a través de la pupila.
  • Al parecer un ojo está más grande que el otro.
  • En un ojo se distingue perfectamente el color y el otro está más blanquecino, parece que no está nítido.
  • Ha recibido un golpe fuerte en un ojo o en una zona muy cerca de las cuencas visuales.
  • Tuerce los ojos de forma súbita y nunca antes había torcido ninguno, ni siquiera un poco.

Falsos mitos sobre los anteojos en los niños miopes

Con anteojos, la miopía va a más. Falso. El niño se acostumbra a los anteojos, cierto, porque ve mejor con ellas, pero la miopía no le va a subir o bajar por el hecho de llevar anteojos, sino por otros motivos.

Cuanta menos graduación, mejor. Falso. Se da el caso de padres que piden al oftalmólogo que ponga a su hijo un poquito menos de graduación en los anteojos, pensando que será más beneficioso para el niño, porque así “no se acostumbra”. La Dra. Fabiola de Orta explica que en algunos casos, cuando el niño es muy pequeño, se le pone menos graduación de la real, pero si tiene diferencias de un ojo a otro es muy importante colocarle el total de la graduación. “Y en cualquier caso, siempre hay que hacer lo que recomiende el oftalmólogo”, añade la Dra. De Orta.